Einstein era bien conocido por ser un distraido incurable. Un día alguien llamó a la oficina del decano para preguntar una dirección.
- “Podría decirme cómo llego a la casa de Albert Einstein?” - preguntó.
El decano le dijo que no podía darle esa información. Hubo una pausa, un suspiro y una respuesta...
- “Le habla Albert Einstein. Me perdí volviendo a casa del campus”.
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